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ESQUÍ CON NIÑOS, JUGAR A ESQUIAR

El esquí es uno de los pocos deportes que se pueden practicar en familia durante muchos años, convirtiéndose de este modo en el deporte familiar por excelencia en la temporada de invierno.

En nuestra larga trayectoria como Club, muchísimas familias han compartido con nosotros las actividades que organizamos; para los que formamos parte del equipo del CDI es un placer y un orgullo encontrar en pistas a adultos que empezaron sus primeros pasos en el mundo del esquí con nosotros y hoy nos confían los primeros pasos en la nieve de sus hijos.Ski-Seguridad-Casco-y-gafas

Es muy frecuente que los niños de hoy sigan esquiando con sus padres en la adolescencia y la juventud; cada vez podemos ver con mayor frecuencia a tres generaciones de una misma familia en pista.

Para que la afición por el esquí se desarrolle desde la más tierna infancia, es muy importante que los adultos que acompañamos a los más pequeños tengamos en cuenta las sensaciones que tiene un niño esquiando y cómo propiciar que las experiencias en la nieve se desarrollen de forma segura y amable.

ESQUIAR ES JUGAR EN LA NIEVE

A los niños lo que más les divierte es jugar, por lo tanto los adultos debemos orientar su experiencia en la nieve como si fuera un juego, independientemente de la edad y el nivel técnico del niño. Por tanto los padres deben participar del juego en la nieve y nunca deben imponer retos inalcanzables, por ejemplo bajar una pista de gran inclinación, enfadarse por una caída o intentar continuar esquiando cuando los niños están dando muestras de cansancio.

Cuando los adultos esquiamos con niños debemos estar pendientes de aquello que les motiva y les divierte. La mayoría de niños preferirán “saltar”, en vez de bajar fuera de pistas.

DSC_0014ImitandoNunca debemos olvidar que los niños aprenden por imitación, así que hasta los 12-14 años no les demos “explicaciones” de cómo hacer un movimiento técnico porque no servirá y les aburriremos. Por el contrario es fantástico orientarles sobre cómo actuar en caso de peligro o urgencia. Indicarles siempre a quien dirigirse (remonteros, pisteros o profesores), en caso de perderse de los mayores. Les encanta que los mayores les contemos en forma de historia cosas sobre el entorno: desde cómo se forman las nubes hasta como se instalan los remontes.

El juego es el principal agente motivador, mucho más potente que las palabras de los mayores. Por ejemplo para que hagan movimiento de flexión-extensión podemos pedirles que imaginen que botan un balón y que cuando inicien el giro se levanten para tirar a canasta y después giren. Les podemos motivar premiándoles con globos para que esquíen con ellos, o subir a pistas un día disfrazados.

Ante el cansancio es preferible irnos a la cafetería a beber y comer algo en vez de seguir “una bajada más”, debemos tener en cuenta que en el cuerpo de un niño todo “ocurre más deprisa”, el cansancio extremo llega mucho más rápido que a un adulto y una bajada más puede ser un esfuerzo tremendo para un niño.

Por último destacar que los adultos jamás debemos demostrar al DSC_0205niño que tenemos expectativas deportivas que debe cumplir. Nunca conviene hacer comentarios como “la próxima semana de esquí ya harás paralelo y podrás venir a esquiar con papá”. Este tipo de comentarios pueden ser fuente de frustración, desaliento y pueden hacer perder la autoconfianza del pequeño. Por supuesto jamás castigaremos, reprocharemos o ridiculizaremos una deficiencia técnica o una caída esquiando.

Los niños no son deportistas de élite, son deportistas del juego. Su diversión debe ser el principal objetivo de los mayores que les acompañamos.